DE LOCA

Y hablando de locas, la calle está llena de gente loca.

Uno va caminando distraidamente disfrutando de un día hermoso de sol, cuando de repente se encuentra un muerto en un tiroteo, tapado con papeles de diarios, enmarcado en cintas policiales que impiden el paso.

En la mente uno no logra procesar la información al pasar de una caminata en un día agradable, a encontrarse con un muerto en plena vía pública.

Solo se puede pensar "que inseguridad", para luego seguir caminando y detenerse a ver alguna vidriera brillosa o colorida.

A tal extremo hemos llegado socialmente, que ya nada nos sorprende.

La puteadas de los adolescentes que se escupen, se tiran con botellas o se revolean celulares cual gesto de amistad.
Uno piensa: "aaaah.. que bella edad..." aunque es consiente que en nuestra época de adolescentes ni había celulares... ni puteadas ni revoleos ni escupitajos.
Pero bue... fue lindo ser adolescente.

Volviendo a la caminata bajo el sol entibiante de un día de otoño, uno no puede evitar sentarse en una plaza a contemplar los niños que salen del colegio, en grupitos, tan inocentes y frescos. Uno sonríe, disfruta el panorama angelical de los niños, hasta que de pronto ve en uno de los bancos de la plaza a dos niños de doce años apretándose ferozmente, cual acto pre sexual entre mochilas y gatitos hello kitty... Mi Dios! como están los niños de hoy en día...

No se puede evitar sentirse una vieja chota desubicada en tiempo y espacio.
Lo atribuimos a la locura social ?
O lo atribuimos a la falta de límites y de protección parental ?

no se... yo igual disfruto de mi día tibio y soleado. Y todo me chupa un ovario.

Los hombres musculosos que corren en camisetas cagados de frió, algún travesti buscando clientela, y algún que otro boludo paseando un perro cagador llenando de soretes cual adornos malolientes cada cuatro o cinco metros.
El pichicho para y mea en todos los árboles, y el boludo mira para otro lado. Larga los soretes como pequeños pasteles de cumpleaños, y el tipo ni se inmuta.
A uno le dan ganas de putearlo un poquito y mandarlo a juntar la mierda de su mascota, para que negarlo, pero nada puede opacar el hermoso día tibio y soleado...

Necesitamos descansar...

El stress de lo cotidiano nos invade el cerebro al punto de hacerlo estallar...



Y es en ese momento cuando nos decidimos a poner la mente en blanco y relajarnos para dejar que el sol pegue en nuestro rostro ...
Nada hace suponer que se nos va a acercar un hombre negro, pero negro que no es joda... no es marrón .. es negro... bien negro, para ofrecernos en un maletín lleno de porquerías brillosas, alguna alhajita, relojito, anillito dorado, cadenitas, en su media lengua, que no se le entiende una mierda pero como lleva todo eso uno supone que lo vende.
Como decirle que no a alguien que no entiende un carajo ni lo que esta diciendo.
Así que saco diez pesos del bolsillo y le compro alguna pelotudez, como para que el tipo me sonría y me muestre esos hermosos dientes, y esa boca carnosa, que te parto en treinta y ocho negrito si te agarro te mato, papi.
Y
ahí me quedo en pelotas y haciendo señas sin los diez pesos que pensaba usar para comprar el pan, la leche y alguna cosa como para picar, digamos un salamín o un pedazo de queso... pero bue... todo sea por el hombre de piel oscura que vive vendiendo esas cositas brillosas y se gana la vida decentemente.

Nada es capaz de opacarme el solcito hermoso y calentito que me rodea las mejillas.

Todo muy lindo si. Todo muy tranquilo.

Pero el sol finalmente decide irse.
Que frió se levantó, que lo parió y yo sin saquito.
Así que me pongo de pie, maravillada por las luces de la noche que comienzan a encenderse, y pisando un sorete del perro del boludo, me dispongo a caminar de regreso a mi casa.
Soy feliz, y le dejo el sorete en el felpudo a mi vecino.
Pero como fue sin querer, agarro un palito y lo saco, que pena no tener una palita.

Finalmente sé que estoy loca, pero que también soy boluda.

Pero feliz, carajo.

Y me voy a la camucha que hace frío.

Buenas noches.

Vaquita.